Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros.
Platero es un burro, estírale el cuello y poténciale la dentadura, y tendremos a su primo de los Andes: la llama. Este simpático animal doméstico es originario de las montañas de Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.
Los guanacos son sus antecesores salvajes. El imperio inca ejecutó una selección artificial de esta especie que tuvo como resultado la llama, un animal de carga del que se consume la carne y la lana
En la actualidad la población andina se sigue sirviendo de estas materias primas, mientras que el resto del mundo ha visto en su sonrisa dentuda un carismático gancho comercial.
«La llama que llama»
Dicen que los mejores publicitarios del mundo son los argentinos y fueron ellos los primeros en descubrir el tirón mercantil de este mamífero de pequeña cabeza…
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