Buscaba escribir un libro que lo abarcara todo, la empresa no era sencilla, plasmar el universo nunca lo es. Fatigué inútilmente todas bibliotecas intentando impregnar mi memoria de todo el conocimiento humano pero pronto intuí que no sería suficiente, que la memoria de todos hombres era una mínima apreciación del mundo y que para plasmarlo no bastaba estudiarlo, tenía que conocerlo.
Emprendí entonces un viaje alrededor del globo, recorrí las ciudades y los campos, las montañas y las planicies, los desiertos y las selvas intentando captar cada arabesco, cada nube y cada gota de agua. Pronto me vi inmerso en la inconcebible tarea de no sólo captar sino descifrar el mundo en todas sus formas y en todos sus matices. Fui apilando cuidadosamente cada detalle párrafo a párrafo cuidando de no olvidar las grietas, los adoquines, el humo ni el pan. Clasifiqué los pastos, los animales y los minerales, reconstruí…
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