A veces los viajes más exóticos no nos conducen a destinos lejanos sino que nos llevan a esa reducida nómina de paraísos cercanos pero desconocidos. En la primavera de 1991 desembarqué en la pequeña isla de Alborán, donde fui huésped de la Armada durante varios días, y allí se inició mi devoción por estos minúsculos territorios que pasan inadvertidos en los mapas.
Aunque perteneciente al término municipal de Almería, cabría preguntarse si la isla de Alborán es europea o africana. Está más cerca del vecino continente (a 39 millas de Melilla) que de las costas peninsulares (dista 48 millas del puerto almeriense de Adra), pero su latitud es similar a la de las islas de Malta o Rodas, y superior a la de Creta, aunque hay tierras africanas, como el tunecino Cabo Blanco, situadas en una latitud superior. Tal vez, se preguntaban los especialistas de la Universidad de Granada…
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